
"Me cuesta comunicarme con mi hijo, y eso que me intereso mucho por lo que hace, pero nunca sigue mis consejos ni confía en mí cuando tiene problemas." Seguramente muchos padres y madres hemos vivido esta situación alguna vez y no hemos sabido cómo resolverla. Escuchar atentamente es el primer paso que nos permitirá conocer qué preocupa al niño y cuál es su estado emocional.
El mundo emocional del niño es tan o más complejo que el del adulto, lo que dificulta el entendimiento entre ambos y hace imprescindible que los padres aprendamos el arte de la comunicación para garantizar que decimos lo que queremos decir y, a la vez, escuchamos lo que realmente el niño siente y quiere decir. Esto puede parecer una nimiedad pero en las relaciones cotidianas, los conflictos, la sobrecarga de trabajo y el cansancio ponen las relaciones entre padres e hijos en constante jaque.
Si el diálogo es importante en las relaciones interpersonales, lo es aún más la comunicación en la familia. Cuando existe la comunicación en una familia, habrá sobretodo un respeto mutuo y unos valores más asentados. Sin embargo, crear este clima de comunicación en la familia, no es así una tarea tan fácil.
Razones de una mala comunicación familiar
Falta de voluntad por parte de los interlocutores, falta de respeto mutuo, rechazo… Según los expertos, diversas actitudes tanto de los padres como de los hijos impiden establecer una comunicación fluida y sincera en el seno familiar.

Por un lado, uno de los mayores impedimentos para la comunicación es la impaciencia de algunos padres para poder incidir educativamente en la conducta de sus hijos. Es importante pues, que los padres no quieran llevar siempre la razón y convencerse que comunicarse no es enfrentarse. La vida familiar cuenta también con unos enemigos claros para establecer conversaciones: la televisión en la comida, los horarios que dificultan el encuentro relajado, los desplazamientos de fin de semana... Hay que luchar frente a estas situaciones y adoptar una actitud de resistencia provocando un clima que facilite la comunicación.
Por otro lado, diversos obstáculos también impiden la comunicación en la familia:
• Generalizar: "Nunca obedeces"
• No saber escuchar para comprender bien lo que nos dicen
• Establecer etiquetas
• Aplicar objetivos contradictorios
• El lugar y el momento que elegimos
• Exponer preguntas llenas de reproches
• El abuso de los: "Tú deberías", en vez de los: "Qué te parece si..."
• Cortes en la conversación porque se presta más atención a lo que uno dice, que a escuchar al otro.
Es importante pues, ayudar a los hijos con prácticas, es decir, introduciendo mecanismos que faciliten la comunicación en casa.
Mejorar la comunicación
A pesar que no existe una regla básica para mejorar la comunicación en la familia, ya que en cada casa se habla un lenguaje único, sí debería existir la voluntad, el interés y la disponibilidad por parte de los padres para mejorar la comunicación.
Los expertos coinciden en recomendar pequeños consejos que ayudan a mejorar la comunicación entre padres e hijos. Por ejemplo, en lugar de ordenar, pedir la opinión de los niños y darles la información de forma positiva, aprender a ponernos en su lugar, escucharles con atención e interés, compartir nuestros sentimientos, etc.
A continuación, explicamos más detenidamente algunas de estas sugerencias:
• Observar el tipo de comunicación que llevamos a cabo con nuestro hijo: dediquemos unos días de observación libre de juicios y culpabilidades. Para ello, funciona muy bien conectar una grabadora en momentos habituales de conflicto o de sobrecarga familiar
• Escuchar activa y reflexivamente cada una de las intervenciones de nuestros hijos: valorar hasta qué punto merecen prioridad frente a la tarea que estemos realizando; en cualquier caso, nuestra respuesta ha de ser lo suficientemente correcta para no menospreciar su necesidad de comunicación.
• Aplazar el acto comunicativo para más tarde si no podemos prestar la atención necesaria en este momento.
• Evitar el empleo del mismo tipo de respuestas de forma sistemática para que nuestro hijo no piense que siempre somos autoritarios, que le hagamos sentir culpable, que le quitamos importancia a las cosas o le damos sermones.
• Cuando decidamos cambiar o mejorar hacia una comunicación más abierta, es aconsejable establecer un tiempo de prueba, como una semana o un fin de semana, terminado el cual podamos valorar si funciona o no y si debemos modificar algo más. Los padres tenemos los hábitos de conducta muy arraigados y cambiarlos requiere esfuerzo, dedicación y, sobre todo, paciencia.
Diversas actitudes tanto de los padres como de los hijos impiden establecer una comunicación fluida y sincera en el seno familiar. Es importante pues, que los padres no quieran llevar siempre la razón y convencerse que comunicarse no es enfrentarse.
Tipos de padres
Según el psicólogo Kevin Steede, en su libro "Los 10 errores más comunes de los padres y cómo evitarlos", existe una tipología de padres según su manera de expresarse y comunicarse. Steede hace un repaso de los errores que cada tipo de padres suele cometer a la hora de dirigirse a sus hijos.
• Los padres autoritarios: temen perder el control de la situación y utilizan órdenes, gritos o amenazas para obligar al niño a hacer algo. Toman poco en cuenta las necesidades del niño y transmiten el mensaje que los padres no están interesados en lo que el niño sienta o tenga que decir.
• Los padres que hacen sentir culpa: utilizan el lenguaje en negativo, subvalorando las acciones o las actitudes de sus hijos. Comentarios del tipo "no corras, sé que te caerás", hacen que el niño se convierta en una persona dubitativa e insegura.
• Los padres que restan importancia: es fácil caer en el hábito de restar importancia a los problemas de nuestros hijos, sobre todo si realmente pensamos que sus problemas son poca cosa en comparación a los nuestros. El resultado es un rechazo casi inmediato hacia el adulto que se percibe como poco receptivo a escuchar. Con este tipo de respuestas sólo lograremos alejar a nuestro hijo de nosotros y comunicarle que no nos interesan ni sus problemas ni sus sentimientos o que los consideramos de menor importancia.
• Los padres que dan conferencias: la palabra más usada por los padres en situaciones de "conferencia o de sermón" es: deberías. Pretenden enseñar al hijo en base a su experiencia, desdeñando su caminar diario y sus caídas. Así estamos dejando de escuchar y de interesarnos por lo que realmente el niño siente o piensa.
Para no caer en alguna de estas formas de comunicación con nuestros hijos, Steede aconseja mantener una comunicación abierta, basada en la capacidad de escuchar activamente. Esto supone estar dispuesto a captar los sentimientos del niño, la profundidad con que le ha afectado el problema y la necesidad, manifiesta o no, de hablar de cómo se siente. Y también supone respetar y aceptar al niño tal y como es, sin etiquetarlo ni rechazarlo por lo que siente o hace. Sólo así nuestros hijos serán capaces de confiar en nosotros, haciéndonos partícipes de sus pensamientos y de sus sentimientos.

Análisis:
Considero que es de suma importancia el diálogo en las relaciones interpersonales, pero lo es aún más la comunicación en la familia. La comunicación está regida por los sentimientos y por la información que entregamos y comprendemos, esta nos sirve para constituir contacto con las personas, para dar o recibir información, para expresar o comprender lo que pensamos, para transmitir nuestros sentimientos, conversar algún pensamiento, idea, experiencia, o información con el otro.
Cuando existe la comunicación en una familia, seguramente se puede afirmar que hay un compañerismo, una complicidad, y un ambiente de unión y afecto en la casa. Habrá sobretodo un respeto mutuo y valores más firmes. Sin embargo, crear este clima de comunicación en la familia, no es una tarea fácil.
Tenemos muchos enemigos para que se de la comunicación, uno de ellos es la televisión, que hipnotiza a los niños y esto impide directamente la comunicación; otra es que el mundo se vive de una forma muy acelerada y a esto se le suma que la mayoría de los padres trabajan, esto se ve en desmedro de la comunicación ya que sólo se le puede dedicar un tercio del día, esto impide estar con los niños y disfrutar de ellos. A esto se le agrega que muchas veces los niños se quedan solos después de llegar del colegio y están vulnerables a que les pueda pasar cualquier cosa.
Además de los elementos esenciales y de los enemigos que tenemos en la comunicación, es preciso cuidar otros pequeños detalles que nos ayudarán a perfeccionar y a hacer más eficaz nuestra comunicación como por ejemplo: que al dar una información ésta siempre sea de forma positiva, también obedecer (aunque nos cueste) la regla de que todo lo que se dice se cumple esto nos ayuda a que el niño sepa que tu palabra vale y no se confunda, otra es escucharlos con atención e interés que ellos sepan que sus cosas te interesan, también crear un clima en el que niño se sienta cómodo y pueda compartir sus sentimientos, penas, rabias, etc. Por último, y no menos importante es dar mensajes que se entiendan y que no sean contradictorios, porque sino haremos que pierdan el respeto por nosotros, y cuando queramos recuperarlos puede ser demasiado tarde. Desarrollando estas cosas podremos acercarnos a nuestros niños y tener una mejor comunicación con ellos.
Como ya pudimos darnos cuenta la comunicación es indispensable para procurar y mantener las buenas relaciones en todos los ámbitos de nuestra vida, particularmente en la familia, el trabajo y con las personas más cercanas a nosotros. Esto docentes es una tarea muy grande debemos mantenernos alerta como profesores para saber leer en nuestros alumnos si algo les pasa y tratar de ayudarlos, darle la confianza de que ellos puedan comunicarnos que es lo que les sucede. El espacio más lleno de momentos especiales es el recreo, Paulo Freire decía: “las profesoras se quedan en una sala, no van al recreo, dejan de participar de ese momento pedagógico riquísimo que es el momento en que los chicos están sacando afuera sus miedos, sus rabias, sus angustias, sus alegrías, sus tristezas y sus deseos”. Por eso como docentes debemos aprender a leer en nuestros pequeños y detectar a tiempo cuando haya un problema en ellos, y sobre todo debemos compartir con ellos sobre todo el recreo, es un momento en que son ellos mismos, por lo tanto se muestran tal como son.
Hay que contribuir a que la comunicación se pueda fortalecer, así podremos tener mejores relaciones interpersonales e intrapersonales, e impedir todas las dificultades que nos está trayendo hoy en día la falta de comunicación
Autoevaluación:
Presento un texto que trata los temas desde una perspectiva educativa y es de mucho interés. (esto por que todos mis compañeros y compañeras están invitados a leer mis textos y comentarios) = 5
Presento un texto que tiene una extensión mínima de al menos el equivalente en Word a 3 hojas de oficio. (el máximo no está regulado) = 5
La presentación la he realizado de tal manera que sea de fácil lectura (respecto al color, tamaño y diseño de la letra) y se puede distinguir con claridad, en la presentación, el texto de mi análisis. = 5
Le he incorporado al texto algunos gráficos o dibujos o fotografías alusivas al tema tratado, pues considero que esto invita a una lectura más amena y denota más interés por parte del o la autora del blog (y he incorporado mi propia fotografía) = 5
Inicio mi análisis planteando como yo entiendo lo desarrollado por el autor (parafraseo) = 5
Durante el análisis planteo con claridad mis planteamientos, críticas, puntos concordantes o discordantes con el autor/a. = 4
Durante el análisis utilizo frecuentemente el recurso “citas de otros autores” para reforzar lo que he planteado yo, o algún punto que considero importante tratado por el autor del texto. = 4
Las citas que utilizo son de diversas fuentes, tales como, otros autores buscados por mi, autores o ideas tratadas en clases, citas de presentaciones o disertaciones de mis compañeros, citas de artículos anteriores, etc. = 4
Realizo en mi análisis aplicaciones o referencias a nuestra realidad educativa si es un texto extranjero, o a realidades educativas que yo he vivenciado para explicar con un sentido contextual el texto presentado. = 5
En el último punto del análisis presento una síntesis de lo que he querido expresar, a modo de conclusión. = 5
Mi suma total de puntos, según la suma parcial anterior, es de 47 puntos.La nota se obtiene multiplicando el puntaje total por 0.14 (Ej.: 50 ptos. Por 0.14 = 7.0)
La nota de mi autoevaluación es: 6.5